"EL HERMANO MAYOR"
EL MAESTRO, EL AMIGO, EL SENDERO…!No. 110



PROLOGO

Aprovecho el visto bueno del buen amigo y hermano Rvdo. Gagpa Leonardo Phillips, para en este més del natalicio del S. Hermano Mayor Dr. José Manuel Estrada, dedicar algunas páginas con las anécdotas vividas por este discípulo con el Maestre Estrada, durante su misión pública. Los Rvdos. Phillips, Carlos Iturbe, los M.R. Gts. Arturo Carbajal y Armando León Rojas y este servidor, nos hemos dado a la tarea de sacar la enseñanza, anécdotas, cartas, documentos y fotografías de nuestro muy querido Maestre Estrada, para que sea llevada a todos los rincones del Planeta, ya sea en Cds., DVDs., Libros, páginas web, etc.. Es un trabajo muy duro que están realizando los hermanos recopilando además entrevistas de varios de los discípulos directos del Hermano Mayor con sus vivencias al lado del Avatar Terrestre de esta nueva era de Aquarius.

Así comenzamos con esta primera parte, esperando que sirva para la comprensión de su Sagrada Misión, y vean como actuaba y pensaba el Maestro en las diferentes facetas de la vida.

Unidos en el ideal de nuestros MAESTRES, van mis deseos sinceros de luz, PAX.!

GAGPA Carlos Santos Puig

Guayaquil, Ecuador - 4 de Julio del 2.006


¡ADELANTE CON LOS FAROLES!

M.R. GETULS Leonardo Phillips

El GRAN GURÚ, Dr. José Manuel Estrada Vázquez, además de tener un elevado Estado de Conciencia INICIATICO y además de ser un Alto Iniciado, lograba llegar al corazón y a la mente de todo mundo, discípulos o no, gente qué practicase las disciplinas que él recomendaba; todos de alguna manera se interesaban en Su Enseñanza, todos tenían la posibilidad de escucharlo y de ser tocados por el Iluminado, por el Maestro de Maestros, y es por esta razón que hemos realizado este libro, un libro que es el resultado de una gran cantidad de personas que con su versión de los hechos y con su forma de ver al Maestro, nos dan una o varias anécdotas, donde nosotros podemos apreciar qué es lo que el Maestro nos dejara..

Las anécdotas son diversas, van desde aquellas muy sencillas y cotidianas hasta aquellas donde él resolvía problemas fuertes, problemas de la Institución o problemas humanos que requerían de una cierta dosis de profundidad y de sabiduría. Este servidor tuvo la oportunidad de conocerlo cuando tenía 12 años, era el año de 1965 y mi madre, que era miembro de la Institución, comenzaba a estudiar la cosmobiología y tenía también una práctica inicial en el yoga, me invitó. Esa tarde llegamos al Instituto en las calles de Durango en la Cd. de México, lugar que yo había conocido porque antes de esta Conferencia había escuchado al Maestro José Marcelli, hoy Venerable Sat Arhat entonces el hermano Marcelli, el Medio Gegnián Marcelli dio una conferencia muy interesante y yo me quedé impactado con la Institución pero era un niño y mi alcance tal vez no era tan intelectual por un lado, ni tan esotérica por el otro. Pues bien; llegó el día en que debía conocer al GRAN GURU, el Maestro estaba en aquella época, en el die del 65, impartiendo Conferencias; él tenía 65 años y todavía su pelo y su barba tenían cierto color, cierta oscuridad; portaba su capa blanca, sus sandalias, su voz era como de león y era impresionante verlo, simplemente verlo. Entré yo al Instituto y la Conferencia estaba ya por empezar, la gente sentada alrededor de un pizarrón y yo busqué dónde sentarme y me senté en una escalera. Estaría a unos cuatro metros de distancia de donde el conferencista iba a colocarse; llegó así la presentación del Maestro, recuerdo como esta presentación fue hecha por el hermano Marcelli; al terminar, el Maestro pasó al frente con su ropa blanca y sus sandalias y entonces empezó la Conferencia y el tema que el trató fue precisamente del Cosmos, de la vida, de la muerte, de cómo fue que su Muy SUBLIME MAESTRE le dejara encomendada la Institución, cómo la enseñanza se debería dar y qué podíamos hacer los discípulos y las personas interesadas en seguirlo. Transcurrió así todo este extraordinario momento y el Maestro, al terminar la Conferencia, fue rodeado por mucha gente para saludarlo, para besarle la mano o simplemente, estar cerca de él. Mi madre entonces me llamó y me dijo: -"Ven, te voy a presentar con el Maestro". Yo sentí mucha emoción y me acerqué con ella; al tener la oportunidad le dijo: - "Maestro, quiero presentarle a mi hijo Leonardo." El Maestro me miró, sonrió, me acarició la cabeza, me tocó con su pulgar en la frente y prácticamente me preguntó: -"Muy bien, chico: ¿a qué te dedicas?" -"Estudio, Maestro; estoy estudiando y me gusta mucho la pintura, quiero ser pintor." -"Ajá, qué bien ¿eso quieres ser cuando seas grande?", -"Así es, Maestro". Bien, fueron unas cuantas palabras, pero su mirada, su sonrisa y nuevamente su mano sobre mi cabeza para decirme -"que Dios te bendiga hijo" y después despedirnos, fueron realmente inolvidables.


Fue así como tuve la oportunidad de conocerlo en aquellos años. Pasaron otros años más y empecé a observar que mi vida cambiaba y que necesitaba yo hacer algo. Llegaron los 19 años y después de esto, acudí al Instituto de Yoga el 11 de septiembre de 1973 junto con un excelente amigo, Carlos Iturbe; acudimos al Instituto de Yoga que se encontraba en la Casa Sede de Insurgentes Sur 226. este Instituto lo había iniciado el Maestro Estrada precisamente para que la casa diera un servicio en todos aspectos, con el Instituto, el comedor vegetariano manejado por el Reverendo Carlota Castañeda y, por supuesto. el centro de Estudios, donde se dictaban las Conferencias y las Escuelas, las Escuelas de la Orden; llegué así al Instituto y nos encontramos con que no había clase, prácticamente era la primera visita que hacíamos, pero resultó que estaba por empezar una conferencia.

La persona que nos recibió nos invitó a la conferencia y nosotros inmediatamente nos trasladamos al teatro Reforma, cerca de Chapultepec; llegamos al teatro y nos encontramos con que la conferencia estaba por iniciar. Precisamente el Maestro Marcelli, en este caso ya Reverendo Gag-Pa. iniciaba la presentación haciendo una síntesis de la vida y obra del Dr. de la Ferriere y el Dr. Estrada y después pasaba a sentarse a un presídium que estaba a la izquierda del escenario; el HERMANO MAYOR entonces se acercó al escenario e inició la Conferencia como acostumbraba hacerlo diciendo: "Honorable concurrencia" y desarrolló su tema; el Maestro no utilizaba micrófonos; realmente considero que fue casi extraña la ocasión en la que utilizó un micrófono, el Maestro utilizaba su voz y con su voz llegaba a los más lejanos rincones del teatro o del lugar dando el mensaje. Terminó así la Conferencia y después de esa noche impactante para nosotros, aunque no pudimos acercarnos dada la gran cantidad de gente que había ido a saludarlo, decidimos ir inmediatamente al día siguiente a la práctica del Yoga y así fue, y precisamente en ese Instituto, en Aurobindo, se reunían mas de 30 ó 40 personas por clase. Había clases que llegaban a ser hasta de 50 personas dirigidas por algún hermano Gegnián y Medio-Gegnián; era tanta la efervescencia y la afluencia de gente que. muchas veces, cuando el Maestro se encontraba en la casa tenía que bajar las escaleras y empezar a sortear los obstáculos humanos que se encontraban relajándose y haciendo posturas; claro que muchos de ellos al ver al Maestro se incorporaban y lo saludaban y el Maestro gentilmente saludaba a todos con el tradicional saludo de ¡Pax!

Fue así como en esa Casa Sede tuvimos oportunidad desde esos años de convivir y de establecer contacto con El. Ingresamos a Yamines 32 hermanos de la Casa Sede de Aurobindo, entre ellos los hermanos René y Danny Cardineau y los hoy Gag-Pas Maximiano Palacio, Efraín Aguirre y otros hermanos más, muchos de ellos -la mayoría- todavía dentro de la Institución. Posteriormente, tuvimos ya la oportunidad de estar más cerca del Maestro, prácticamente desde 1976; la cercanía fue tal, que pude de alguna manera por razones familiares incorporarme a momentos muy especiales, a momentos muy difíciles, a momentos muy memorables. Recuerdo por ejemplo que, en una ocasión (1978) cuando llegábamos a Ashram Interno, allá en Coatepec y el Maestro se encontraba platicando con unos hermanos, justamente en ese instante llegaba un auto, un carro grande con placas de Nuevo León y en él vimos a un hermano alto con camisa a cuadros, pantalón vaquero de mezclilla y sombrero, bigote, se trataba de Rogelio Montemayor y este hermano, quien nunca estuvo integrado a la Orden era considerado por el Maestro como un discípulo, un discípulo muy especial, un discípulo querido; era una persona que podía de alguna forma entender con claridad la Misión, el mensaje y la forma de la Enseñanza del Maestro, pero que al mismo tiempo le decía: -"Maestro, es que yo no puedo seguir la disciplina del vegetarianismo" y el Maestro le decía tranquilamente: -"No te preocupes, hijo; no es tu momento para eso, pero eres y sigues siendo y seguirás siendo mi discípulo."

Ese día nos encontrábamos escuchando al Maestro conversar cuando esta persona llegó, se bajó del auto, se dirigió inmediatamente al Maestro para saludarlo y abrazarlo y al Maestro le dio un gran gusto verlo y le dijo: -"¡M'hijo, qué te trae por aquí, qué gusto de verte!" -"Maestro, simplemente vengo para hablar con Usted. Creo que es importante que Usted haga algo para que este Ashram funcione y funcione inmediatamente. Yo sé que Usted lo está haciendo, pero es importante que Usted, Maestro tenga dinero y yo vengo a ofrecerle la cantidad que sea necesaria...", en aquellos años 10 millones de pesos, -imagínense ustedes, hace 20 o 30 años- era una fuerte suma y así lo hizo el hermano, lo ofreció. Sin embargo, el Maestro se agarraba la barba, lo veía tranquilamente y de pronto le dice: -"Mira, chico: yo te agradezco en el alma que tú ofrezcas esos donativos, pero en realidad nosotros no necesitamos dinero chico, necesitamos conciencia, no dinero, conciencia; si hay conciencia, el dinero viene por añadidura; así es que yo te lo agradezco de verdad, pero mejor utilízalo para la gente necesitada. Ahí, alrededor de Monterrey hay mucha gente que requiere de tu ayuda, en cambio nosotros necesitamos otra cosa chico, necesitamos que trabajen esta bola de flojos". Y nos señala con el dedo pulgar a todos los que estábamos; Así que el Maestro aprovechaba cualquier momento para dar su Enseñanza, la que muchas veces era directa y sencilla y otras veces era compleja, hasta cierto punto esotérica y profunda.

De esta forma, en el mismo Ashram se encontraban en la sobremesa una serie de personajes: entre ellos estaba nuestro Maestro Domingo Días Porta que entonces tenía el Grado de Gurú, conversaba con el Maestro acerca de su tesis del maíz, del indigenismo y de una serie de propuestas que él traía para trabajar con la gente; el Maestro lo escuchaba con atención, pero después de mucho insistir comenzaba la discusión y nosotros empezamos a sentimos un poco incómodos y bueno, casualmente, el Maestro se nos quedó mirando y nos dijo: "¿Ustedes qué pitos tocan aquí?" -"Con permiso Maestro, nos retiramos, ya nos vamos, ya nos íbamos, y entre estas personas estábamos el Hermano Gelong Víctor García Tirado, la hermana Celia Carbajal y un servidor, éramos los que estábamos oyendo la conversación, pero lo interesante es que el Maestro nos dijo: "Ahora. ¡se quedan! y se quedan porque esto algún día les va a servir" y así fue. la discusión continuó y continuó de una manera muy fuerte, muy acalorada; prácticamente ya era de noche, creo que la conversación duró unas 3 horas cuando el Maestro dijo: -"Mira. Domingo: yo ya estoy cansado, me arde la lengua de decirte a ti y a muchos otros cuál es la tónica de esta Línea, cuál es la Línea; como tú sencillamente no la entiendes y no la vas a entender, te vas a meter en líos y vas a meter a la Institución en líos, en política. y esto va a acarrear muchos problemas: pero bueno, como tú no entiendes y ya me arde la lengua de estártelo diciendo, me voy a dormir". El Maestro se puso de pie, tomó una servilleta -cosa que yo en lo personal nunca le había visto hacer- y la azotó, prácticamente la azotó sobre la mesa y dijo: -"Bien, si no entiendes, ve con Carlota, ella sí entiende la Línea" y el Maestro se retiró a sus habitaciones. Naturalmente, el Maestro Días Porta y las personas que nos encontrábamos ahí sencillamente nos pusimos de pie y nos fuimos a dormir.

(Tomado del Libro "Adelante con los Faroles" Tomo 1 del Rvdo GAGPA Leonardo Phillips)